jueves, 25 de marzo de 2010

presentación / Karina Almiron

Presentación



Estas palabras entretejidas, que brotan como agua de manantial, y se mezclan, se entrelazan y ya no sé si son mías, de Vicente, o del loco Jacobo Fijman que todos llevamos dentro y que a veces preferimos olvidar. Él dijo una vez: “Mi cuerpo, muy temprano se acostumbró a alimentarse del dolor”… De ese lugar de sombras al que me arrastraron no queda más que el recuerdo, doloroso y cruel, vacío y sin sentido y me permito escribir para exorcizar esos fantasmas, buscando mi propio Molino Rojo. Y me pregunto: ¿Se habrá dado cuenta Fijman que las creaciones de su mente eran capaces de crear una revolución en las mentes de otros? Quieren los caminos caprichosos que hoy nos conozcamos el poeta olvidado, el loco temido, el amoroso novio de la Virgen María y yo, que no sería quien soy si no me hubieran matado una y otra vez, de una manera tan feroz, que hube de empeñarme en renacer, en vivir, en reconocerme, en disfrutar y en ser feliz. La locura, la muerte y el amor me están llamando todo el tiempo, se turnan, se mezclan, se disfrazan, se entreveran, se desnudan ante mí. Yo no termino de elegir a ninguno y sin embargo, coqueteo con los tres. Sale hoy de mí un llanto ahogado que quiere ser grito y no puede, y se hace fuego en la garganta, se hace nudo atolondrado y se convierte, quizás, en quimera de lo desgraciado.

Karina Almirón

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